Nuestros mayores quieren vivir en su casa, aunque sea solos.

Y es que cada vez vivimos más años, pero nuestra calidad de vida no aumenta; así pues, necesitamos reinventar la forma en que aseguramos la salud y el cuidado de las personas mayores, y debemos hacerlo de una forma sostenible económicamente, no todo el mundo puede pagar 1500-2500€ que cuesta una residencia o un cuidador a tiempo completo.

 

Teleasistencia tradicional y teleasistencia avanzada

La teleasistencia tradicional, el tradicional botón para llevar en la muñeca o cuello,  es un sistema muy útil y extendido de seguridad activa, esto es, que requiere de la acción del usuario (pulsar un botón) para funcionar.

La teleasistencia avanzada añade a este sistema componentes de seguridad pasiva, que son capaces de detectar posibles situaciones de riesgo de forma automática, y avisar a un cuidador remoto o familiar, sin que la persona mayor o con discapacidad haya actuado.

 

Un ejemplo de sistema de seguridad activa y pasiva puede verse en la siguiente imagen:

 

 

Llamada de emergencia (botón del pánico): Se trata de un simple botón que el usuario lleva consigo, en la muñeca o cuello, y que pulsará en caso de necesitar ayuda.

Sensores ambientales: Un sensor en cada habitación de la casa nos da información respecto de la actividad del usuario; gracias a un sensor de movimiento, podemos conocer si se está moviendo entre habitaciones (lo cual indicaría que está bien), o también, si ha entrado al baño y hace más de 45 minutos que no sale. Los sistemas modernos de teleasistencia son capaces de aprender de los patrones de comportamiento “normales” y detectar por lo tanto situaciones sospechosas de constituir un riesgo.

Los sensores también miden temperatura y humedad, podemos pues saber si la persona se ha dejado un grifo abierto (esto causa un pico de humedad en baño o cocina), si mantiene una higiene adecuada (podemos saber cuántas veces se ducha, muy útil para pacientes con demencia) o, por ejemplo, si la temperatura en cada habitación es la correcta.

Sensores de contacto: Muy útiles para detectar apertura de puertas. Ejemplos: Un sensor de contacto en la entrada nos da información de cuándo sale, cuándo entra, cuánto duran sus paseos. Si lo colocamos en una nevera, podemos hacernos una idea de sus patrones de comida; esto es útil también para personas con Alzheimer, que pueden olvidar una comida.

Sensores de gas/humo: Detectan posibles incendios avisando con los primeros indicios de humo, y también pueden incluir sensores de CO, para viviendas con sistemas antiguos de calefacción.

 
Ventajas para los mayores

  • Son capaces de alargar su independencia.
  • Sentimiento de seguridad en casa aumentado.
  • Dejan de sentirse como una carga para sus familias
  • El ahorro, frente a un cuidador 24h o una residencia es muy grande.

Ventajas para los familiares

  • Tranquilidad de tener a sus seres queridos asegurados
  • Provee evidencias reales sobre las cuales discutir posibles necesidades asistenciales del usuario, con el propio usuario y su médico de cabecera.
  • El impacto económico; podemos sustituir, por ejemplo, un cuidador 24h por uno a media jornada, complementándolo con teleasistencia avanzada, por mucho menos dinero.